28.4.12

Respirando lo añejo, me atrevo a decir que estoy jodida. Prefiero el antes de ahora, que el futuro de hoy.  Me estanco en los años y es la piel la que se va estirando, la sonrisa se va atrincherando y las lágrimas por raspadas en las rodillas siguen doliendo lo mismo que las del corazón. ¡Mentira! Estas últimas duelen un infierno. El amor por las muñecas se expande al que brota por cada poro de vida. Y de pronto me descubro rodeada de individuos que dicen tener mi misma edad y un poco más maduros, que se fuman los cigarillos como se beben el café o se inyectan la coca cola al torrente de sangre, pero que la verdad es otra. Seguimos compartiendo pañales, juegos a escondidas, llorando por mariconadas y pensando que lo antaño se antoja más. Por eso estoy jodida, quiero de regreso la niñez, la de ayer, pero la altura no miente y un niño no puedo medir uno setenta y seguir sin perder gramos de inocencia.


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