¿Amistad? Enseñenselo a ella, no a mi.

Y ahora viene ella, con sus ganas de comerse al mundo y tragarse toda la felicidad posible, toda la que exista y robarle a los demás la suya, la que no le corresponde a ella, la que es de nosotros, los otros.
Y esa, la que apenas y conoces, la que se dice tu nueva y mejorada mejor amiga, la que necesitas ahora y que siempre tendrás su amistad, la que merece más tu compañía que yo, es esa, en la que el mundo ve todo, excepto lo que es entregar sus sonrisas más sinceras, que no sabe decir un te quiero de una forma verdadera, la que no está dispuesta a verte bajar, pero si subir, la que está allí para cuando tú triunfes, pero no cuando caigas, porque no, ella no sabe de amistad ni de almas que sangran, sólo de autocompasiones y egoísmos.

Porque, esa, la que no tiene mirada de estrella, sino ceguedad de corazones, que no permite ver que se esconde allá dentro de ella, claro, si es que realmente hay un fondo en su interior, esa, me ha robado algo que valoro mucho y que desde hace mucho nos pertenecía a sólo nosotras dos, ella no lo merece, porque no te ha visto caer, no te conoce como yo, ni soporta tus demencias, ella no te tiende la mano, ella es hipócrita e inhumana, no sabe nada acerca de ti, y tú ¿aún así la prefieres?

No entiendo y no sabes el daño que me haces, ni el coraje que me da, cada vez que me mira y va de tu brazo diciendo que ahora son ustedes dos y que una sobra allí y no es ella.

Si, la que sobra soy yo.

Pero esta vez no he de llorar ni de pelear, porque ya me cansé de ser siempre yo a la que quiten de en medio. Sólo espero que ella no te sepa lastimar, porque tú eres como mi hermana y no te quiero ver sufrir.