Este año ha de ser el primero donde cumpla la lista de veintidós objetivos. ¿Por qué no propósitos? Porque ellos son vagos, inocuos, sólo me transmiten la ilusión de conseguir algo bueno en la vida, pero nunca doy el paso que me haga avanzar y conseguir la meta. Por otro lado, los objetivos se definen a sí mismos en un espacio de tiempo; cuota de vida que estoy dispuesta a realizar. Los objetivos son mis amigos, me dan el deseo de querer avanzar, pero no me ocultan tras la ilusión de "avanzar en el mismo lugar"; llegar a la meta es el objetivo a cumplir, el camino cuenta con trescientas cincuenta y siete oportunidades donde escribir historias de empuje y avance, que al llegar el treinta y uno de diciembre de este año me hagan decir "Lo logré. Aquí continúa el viaje"
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