Vía Láctea

Decadencia, eres vida.
Aunque este no fue mi peor año, tampoco fue el mejor. Esperé tanto de él, muchas, demasiadas, quizá todas las expectativas las puse en este dosmildiez que ya se va, y perdí, y gané. Como todo en esta vida.
Adiós a unas amistades, saludos de bienvenida para otros, que todavía no conozco muy bien.
Desengaños y desilusiones, sí, con aquel con el cual tanto soñé, ya no me duele decir su nombre. Jorge. Bonita palabra, que me gusta mucho.
Dolía aferrarme a él, pero lo hacía y nunca paraba, a cada rato me sujetaba más a la fantasía de que sí podía ser. Pero el tiempo es olvido y él ya se fue. Juraba que éste día no llegaría, no vería el momento de despedirlo y empezar otra vez, pero lo hice y me liberé.
No cumplí la mayoría de los propósitos que me hice, tal vez, ninguno. Por eso no haré éste año una nueva, mejor emprenderé sueños diarios, más fáciles de alcanzar, no haré promesas. Son lo peor.
Salí, compré, jugué, bebí, fumé. Cosas que no hice antes y que ahora puedo decir, ya las probé. Y me gustaron y no.
Mejores amigos que evolucionan, burbujas que explotan y verdades que duelen, pero todo forma parte de vivir y crecer.
Seré Psicóloga, ya no lo pensaré más. Quiero una carrera que me deje viajar y conocer. Una en la cual también pueda ayudar y haga lo que mejor hago, escuchar y tratar de solucionar, no vidas, no problemas, sólo cuestiones de enseñanza que golpean. Y cuando sea más grande retomaré lo que más me gusta y lo que en verdad quiero: Literatura y Lenguas Modernas. Pasión y Vida.
Tanto que se fue. Ese tío, hermano de mi padre, el que me compró un bonito anillo azul que guardo con nostalgia, que partió y no volverá. Todavía no me cae el veinte de que ya no lo volveré a ver.
Pero no quiero aburrirme, ni aburrir, esto es todo, recuento de los daños.
Y aunque todo lo anterior sepa a negativo, vuelvo a poner todas mis esperanzas en el dosmilonce, y lo recibiré con alegría, no haré promesas.
Gracias por hacerme un poco más sabia, dosmildiez.