Estan los gritos de las palabras, queriendo salir, haciendo eco entre cada una de mis andansas y sueños; duele pensar y el querer hablar se trastorna con el vaiven de la rutina. Los ojos quieren dejar las lágrimas salir, pero ese coraje que se siente por no poder escribir, es lo que vale y lo que rige. Todo se ha vuelto caos y orden. Sí, un enorme e inmenso desastre en régimen, que te cuenta los días, con todos sus minutos (incluidos sus segundos), y que a cada rato te dices que "quieres más", y sabes que lo hay, pero nada más no lo encuentras.
Es eso, las maquinaciones de la mente se quieren volver papel con tinta, la cefalea quiere remitir, está a un paso de hacerse verdad, y es aquí, entre estas líneas donde el desahogo literario hace su primer acorde: espero poder seguir.
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